Continúo maravillandome de las bondades de estar jubilada, sin tiempos, y sin prisas.
Ya pasó casi un mes y medio.
Las primeras semanas hice algunos trámites, ahora ya terminados.
Para empezar esta nueva etapa con todas las pilas, me anoté en el gimnasio tres veces por semana. Sin dejar mis clases de yoga.
Comencé a organizar algunas pocas cosas de la casa que estaban pendientes.
Como hubo que arreglar el baño principal, con rotura de piso incluida, aproveché y pinté el banquito milenario, creo que lo compré hace 20 años con la intención de pintarlo de blanco. Eso sucedió recién ahora!
El interior del armario del baño estaba horrible. En cuanto el plomero terminó, puse manos a la obra y con una latita de latex blanco le dí una refrescada.
Como pienso empezar a coser, encargué un libro con lo básico, veremos que resulta.
Después de muchos años, le hice al benjamín de la familia, su torta preferida de cumpleaños, Torta Vedette!
No tuve muchas posibilidades de emprenderla con las plantas, porque las heladas, las lluvias y el frío intenso no me dejaron, ya llegará la primavera.
Con un marco encontrado en la calle y una lámina de internet, hice cuadrito para la casa de afuera.
Las nueces pecan recolectadas, fueron a parar (en parte) a un budín inglés.
Y por supuesto aunque todavía no hay fotos, tengo tres tejidos entre manos, un bordado pendiente y más, mucho más.
También hubo sociales, pero de esos les cuento la próxima, ahora los dejo, se me hace tarde para coro.
Nos vemos.
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