Los días de viaje se pasaron rapidísimo!!! Primero, Oviedo y el casamiento de mi hermano, luego Madrid y reencuentros.
Lo pasamos lindísimo, caminamos y conocimos a más no poder, y no extrañe nada, ni la cocina, ni el tejido, ni internet, sólo los afectos.
Ayer llegamos y hoy los tres hemos vuelto a la rutina.
Nos quedan como recuerdo los momentos vivídos, montones de fotos y las anécdotas...las corridas para no perder una conexión de vuelos, la huelga general en Madrid, las compras.... etc, etc.
Quizás el viaje no fue tal cuál lo había imaginado, pero una vez aceptado el hecho de que no se puede reunir en una semana o tres días, lo que lleva años de distancia, una vez aceptado el caríz propio que tomo esta "aventura " con mis hijos menores, todo se redimensionó.
Nos enamoramos de la limpieza de Oviedo, de su prolijidad, sus callecitas, el verde de sus montañas y el tiempo cambiante. Después Madrid, nos resultó caótica y monumental, parecida a nuestra Baires pero distinta, cientos de años y experiencia más vieja. Las plazas que surgen de la nada al dar vuelta una esquina, el Mercado San Miguel, la Plaza Mayor, la Puerta del Sol, la grandeza del Prado, el agobio de Lucía con la pintura de Goya, la sonrisa contenida ante la estatura mínima de Carlos V y sus armaduras. Las 600 fotos del fotografo oficial, las piernas doloridas y los interminables percheros de oferta.
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