El tiempo no puede estar mejor. Ni una nube se aparece en el horizonte.
Lo cual.....resulta algo agotador....no se rían, el exceso de playa-mar-sol puede ser devastador si dura más de 15 días.
Por suerte, es en ese momento cuando uno abre los ojos a la mañana y comprueba que el sol brilla nuevamente, que salen a relucir todas las actividades "no playeras" que uno cargó en la valija.
A saber, tres o cuatro proyectos lanísticos, un bordado y un libro para colorear.
Y también, aunque difícil en este rincón del mundo, se empiezan a descubrir los minieventos locales: como la feria de productos agroecológicos de los sábados a la mañana. O la feria gastronómica de los jueves a la noche.
El sábado la diversión consistió en comprar pan de masa madre, ananá, y algunas verduras.
El jueves (aunque no hay fotos) comimos pastei de frango y paella, en la otra feria.
Alterar el ritual de los desayunos y agregar una fruta tropical y granola, también puede contarse como un paso más en el camino de tirar por tierra el aburrimiento que tantos días espléndidos pueden provocar!!!!
Pero no crean que me quejo de llena. Les aseguró que transitar día tras día, sin mayor stress que decidir que traje de baño me pongo y a que playa voy, no es para cualquiera.
En cualquier momento, empiezo a extrañar los viajes en el subte E sin aire acondicionado, las idas al Coto cuando hay descuento para jubilados y los regalitos de los perros de mis vecinos en mi vereda.
Pero calma, me quedan varios días en este paraíso tropical. y habrá que disfrutarlos!!!
Nos vemos.