Que buenos los
Reyes Magos….sin siquiera poner los zapatitos, trajeron Lisboa a nuestros pies.
Y es así,
llegamos a esta bellísima ciudad el día de Reyes.
Después de un
viaje agotador de más de 23 horas, gracias a que nuestros hermanos
chilenos/brasileros de LATAM nos tuvieron una hora demoradas en San Pablo,
perdimos nuestra conexión en Madrid y bueno…la espera y la compra de un nuevo
pasaje, pasaron al anecdotario de viajes.
Lisboa compensa
con creces los nervios pasados. Es una ciudad a escala humana, por lo menos lo
que vimos hasta ahora, caminable, con un invierno europeo benigno y sol a
pleno.
Nuestro alojamiento
The Lisbonaire apartments es super recomendable, se encuentra a pasos de
Restauradores y de la Rua Augusta.
Es un
departamento para cuatro, con todas las comodidades, estéticamente bien puesto y
con todos los electrodomésticos posibles.
El viernes
llegamos casi destruidas y nomás dejar las valijas y salir al super más cercano
a comprar víveres.
La cadena “Pingo
doce” nos proveyó de todo lo necesario. Son minimarkets con todo lo que
necesites, mínimos, llenos de gente pero ideales para turistas con poco tiempo
y mucho apetito.
Sábado a la
mañana decidimos nuestro destino del día: Rua Augusta, Praca de Comercio,
Castelo San Jorge, Catedral y Alfama.
Todo bajo un
tibio sol, temperatura super agradable de 14ºC y cero viento.
Regreso en
bajada (recuerden que aquí cuando no se sube…se baja), miraditas a locales
comerciales, compra de espectacular manta portuguesa (no se imaginan lo que
son, con lanas portuguesas) y algún regalito para nietos, visita al super,
merecido té tarde en el depto y luego vuelta a salir a pasear la zona hasta la
cena.
Sábado a la
noche (bah, oscuro pero no pasaban de las 19hs) lisboetas y turistas paseando,
comprando, comiendo que aquí lo hacen tempanito.
Regreso y dopo
cena (sopa de vegetales, ensalada con mariscos varios, fruta) a la cama.
Veremos que nos
depara este domingo.
Besos a todos
Mamá/Ale